Conferencia / Rueda de Prensa de Amelia Tiganus en la presentación del informe de Melissa Farley sobre consumo de prostitución

Compartimos el discurso de Amelia Tiganus que pronunció el 8 de noviembre en Berlín, en la presentación de la rueda de prensa del Informe “Los hombres que pagan por sexo en Alemania y lo que nos enseñan sobre el fracaso del modelo de prostitución legal: realizado en 6 países, sobre el comercio sexual desde la perspectiva de los puteros que son socialmente invisibles” de Melissa Farley.

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Descripción

Por Amelia Tiganus

Buenas tardes y muchas gracias por venir. Este es un día histórico en Alemania. Por primera vez se pondrá el foco donde siempre tendría que estar: en el origen del mal. Y el origen del mal, de la destrucción, despersonalización, objetificación, deshumanización e incluso aniquilación de las mujeres, está en la subordinación y sometimiento de éstas a la voluntad de los hombres y sus deseos. Está en la sexualidad depredadora que a los hombres se les enseña como norma desde que hace 5.000 años que existe esta estructura jerárquica -social, económica, política y cultural- que las feministas hemos conceptualizado como patriarcado y que se ha visto profundamente reforzada por el sistema capitalista y sus leyes del mercado. Las mujeres somos el producto que los proxenetas venden y los puteros compran. Mujeres empobrecidas y vulneradas reducidas a meros agujeros, para que algunos se enriquezcan y otros se diviertan -amparados por las leyes y la ceguera social que se desarrolla en los Estados proxenetas, como es el caso de Alemania.

Soy superviviente de prostitución. Nacida en Rumanía y trasladada recién cumplida la mayoría de edad a los campos de concentración exclusivos para mujeres empobrecidas que plagan las carreteras de España, otro Estado proxeneta. Durante cinco años -pasando por más de 40 prostíbulos- perdí mi identidad, mis sueños, mi salud, mi libertad y mi proceso de desarrollo como persona, como mujer joven. Sobreviví a ello. Muchas no lo consiguen y pierden hasta la vida por las terribles consecuencias de la violencia atroz que se ejerce sobre nosotras, por el consumo de drogas al que se nos somete, por el suicidio o el feminicidio del sistema prostitucional, cometido mayoritariamente por puteros. Soy superviviente y testigo de la prostitución.

Recuerdo que en la primera presentación de mi libro, La Revuelta de las Putas, una mujer del público me preguntó si creo que los puteros son conscientes del daño que hacen. Le contesté que sí, que creo que sí son conscientes del daño que hacen pero que no les importa. Para poder anteponer su erección y su satisfacción sexual a un ser humano, a una mujer de carne y hueso, es necesaria la despersonalización y la objetificación. Las cosas no sienten, ni padecen. Las putas somos el contenedor donde los hombres vierten su odio hacia las mujeres y la prostitución es el lugar donde pueden seguir alimentando esa masculinidad abyecta que nos daña a todas las mujeres y a toda la sociedad.

 

Tras los resultados de esta investigación descubrimos que los puteros cometen más
actos delictivos e incívicos que los hombres que no consumen prostitución. Descubrimos que el relato que las supervivientes llevamos décadas contando -sin mayor relevancia para los medios de comunicación y la opinión pública- coincide con aquello que cuentan los propios puteros. Igual y ahora se nos hará caso ya que parece que a la voz de las mujeres no se le da valor.

Hemos descubierto también que los puteros saben perfectamente el daño que hacen a las mujeres y que no necesitan cursillos de sensibilización para ello. Ellos mismos han declarado que para dejar de pagar por penetrar por boca, vagina y ano a mujeres que no quieren tener sexo y necesitan dinero, sería necesario que se les identifique y trate como agresores sexuales. Lo hacen porque pueden y porque tienen permiso de hacerlo. Entonces ellos no son los únicos responsables de financiar el crimen organizado y de ser el brazo ejecutor de la barbarie contra las mujeres y las niñas. Igual es el momento de asumir que un billete no puede eximir de responsabilidad a un agresor sexual. Igual es el momento de que tanto Alemania como España (donde se esta tramitando una propuesta de ley contra el proxenetismo en el Congreso de los Diputados) apliquen una legislación abolicionista que garantice los derechos humanos de todas las mujeres y persiga y castigue a todo aquel que los vulnere. De esto va la democracia. Las mujeres no hemos nacido para “trabajar” en las eyaculaciones de los hombres. Queremos igualdad, justicia y libertad. Pero por este orden. Siempre por este orden.

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